La filial de Roures en Miami se sirvió de paraísos fiscales para sobornar a directivos de la FIFA
La filial de Mediapro en Estados Unidos, Media World, con sede en Miami, se sirvió de paraísos fiscales para para pagar de manera opaca los sobornos a los directivos de la FIFA, según las investigaciones de la Fiscalía del Distrito Este de Nueva York.
Los agentes del FBI, que ha desarrollado las pesquisas del conocido como Fifagate, pudieron detectar en el transcurso de las investigaciones que Gerard Romy, entonces la mano derecha de Jaume Roures, realizó en octubre de 2012 una transferencia de 322.000 euros de la cuenta de Media World en Bank of America en Miami (Florida), a una cuenta de Wells Fargo en Nueva York, vinculada a otra del Banco Citibank en el paraíso fiscal de Panamá.
El dinero formaba parte de la partida de más de cinco millones de euros que el grupo Mediapro se gastó en sobornos para obtener los contratos de los derechos audiovisuales de los partidos clasificatorios de los Mundiales de Fútbol. Por esas prácticas corruptas Roures se vio obligado a pagar al tribunal de Nueva York 20 millones de euros.
Un año después, el 13 de diciembre de 2013, otra transferencia bancaria de 13.800 euros partió de una cuenta de Traffic USA -los socios de Mediapro con la que pagaba a medias los sobornos- en el Citibank en Miami, Florida con destino a Panamá, a otra cuenta de la Federación Panameña de Fútbol en el Banco General.
Según las investigaciones, la filial de Mediapro en Miami también remitió en noviembre de 2011 aproximadamente 100.000 dólares a una cuenta Citibank en Nueva York, Nueva York, vinculada a otra en el Banco Cuscatlan en El Salvador.
Así mismo, según las investigaciones del FBI y la Fiscalía de Nueva York, Romy envió otra partida de dinero a Panamá a través de Jonathan Cumming, director financiero (CFO) de Mediapro, desde la filial portuguesa Medialuso. El dinero fue transferido desde Portugal a Panamá y desde allí a las cuentas del directivo sobornado.
OKDIARIO reprodujo anteayer en exclusiva el escrito de procesamiento del número dos del editor del diario podemita Público, Jaume Roures. La Corte Federal de Nueva York acusaba al CEO del grupo audiovisual Mediapro/Imagina de los delitos de pertenencia a crimen organizado, que incluye la extorsión y la coacción; fraude electrónico, por las transferencias a Estados Unidos de dinero de procedencia ilícita; y lavado de dinero, por el uso de dinero negro que pasó por paraísos fiscales y que estaba dirigido a la comisión de un delito. Algunos de esos cargos conllevan una condena de hasta 20 años de cárcel.
Pago de sobornos, a medias
Los fiscales de Nueva York en su escrito de acusación mantienen que Media World, la filial americana de Mediapro, llegó un acuerdo en 2012 con Traffic USA para negociar los derechos del fútbol. Hasta ese momento habían sido rivales en el mercado. Traffic era una agencia brasileña que desde finales de la década de 1990 hasta finales de 2006 obtuvo contratos por los derechos de los partidos clasificatorios para la Copa Mundial relacionados con la mayoría de las federaciones de la UNCAF.
MediaWorld comenzó a competir con Traffic USA desde 2005 por los mismos derechos, pero el grupo de Roures creyó más conveniente unirse para sumar recursos y compartir los costos gastados y los ingresos obtenidos de la compra de los derechos para los partidos clasificatorios para la Copa Mundial jugados por todas las asociaciones miembro de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y Caribe de Fútbol (CONCACAF).
Los investigadores colocan a la filial de Mediapro en EE.UU en el epicentro del pago de sobornos a los directivos de la FIFA: “A lo largo de este período, tanto mientras Traffic USA como Media World eran competidores y después de que firmaron un acuerdo de reparto de ingresos, los representantes de las dos compañías acordaron pagar, y pagaron, sobornos a numerosos funcionarios de la Unión de Fútbol Centroamericana (UNCAF), que mantuvo la influencia sobre esas federaciones para obtener contratos para los derechos de clasificación para la Copa Mundial”.
Los representantes de las dos compañías eran Gerard Romy y Fabio Tordin.
Según los investigadores, Gerard Romy, que en aquellos momentos era el hombre de confianza de Roures, al ser fundador y accionista de Mediapro, adoptó las medidas oportunas para “ocultar la verdadera naturaleza y el propósito de los pagos de sobornos realizados en cumplimiento del esquema, incluso disfrazando esos pagos como tarifas pagaderas de conformidad con los supuestos contratos de consultoría”.
Con el visto bueno de Barcelona
Romy acordó y aprobó la participación de Media World en el esquema, pero los investigadores están convencidos de que contó en todo momento con el visto bueno de la cúpula de Mediapro en Barcelona, formada por Jaume Roures y Tatxo Benet, ambos fundadores y accionistas como Romy.
Según la Fiscalía de Brooklyn los directivos de las federaciones de la FIFA que aceptaron sobornos, siguiendo el esquema establecido, fueron los acusados Ariel Alvarado y Reynaldo Vásquez.
La Fiscalía, en función de las pruebas que obtuvieron los agentes del FBI, mantienen en el escrito de acusación contra la mano derecha de Roures: “Durante las negociaciones, el acusado Gerard Romy se enteró de que Traffic USA había acordado pagar un soborno de 3 millones de dólares a Jeffrey Webb, entonces presidente de la Asociación de Fútbol de las Islas Caymán (CIFA) y un funcionario de alto rango de la Unión Caribeña de Fútbol (CFU), para obtener los derechos de clasificación para la Copa Mundial. ROMY acordó, en nombre de Media World (la filial de Mediapro en Miami), dividir el costo del pago del soborno con Traffic USA, de modo que cada compañía estaría obligada a pagarle a Webb un soborno de 1,5 millones”.
En mayo de 2012, la CONCACAF eligió a Jeffrey Webb como su presidente y, a finales de agosto de 2012, los socios de Mediapro firmaron con CFU un contrato de 23 millones de dólares por los derechos audiovisuales para los partidos clasificatorios de la Copa Mundial 2018 y 2022.
Según la acusación, para facilitar el pago de la filial de Mediapro, correspondiente a su parte del soborno a Jeffrey Webb, Gerard Romy informó a sus colaboradores que la parte de Media World sería abonada por la productora: “Una subsidiaria de propiedad total de una entidad afiliada a Imagina en España”, según el escrito. Imagina fue la denominación que adquirió el holding Mediapro tras su fusión con Globomedia.
Posteriormente, alrededor de 2013, según los cargos, Gerard Romy, “se sirvió de una factura falsa para ocultar la verdadera naturaleza del pago”. Los agentes del FBI pudieron acreditar que “alrededor de 2014, los pagos de cinco y seis cifras de Media World se transmitieron al dirigente de la CONCACAF, Costas Takkas, utilizando las instalaciones de transferencia de los Estados Unidos”.
En el invierno de 2014-2015, el acusado Gerard Romy se enteró de las investigaciones en Estados Unidos sobre José Hawilla, por lo que alertó a sus subordinados de que Media World no hiciera más pagos adicionales a los 1.5 millones de dólares del soborno.